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15 citas de novela negra inolvidables

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¿Eres de los que disfruta subrayando párrafos en una novela, tomando anotaciones en los márgenes o incluso pegando post-it entre sus páginas?

La literatura siempre ha sido el arte más indicado para hacernos cambiar nuestra visión del mundo. Nos pone en la piel de otras personas, otras culturas, otros países e incluso otras especies. Nos hace vivir experiencias que jamás podríamos imaginar en nuestro mundo real y hacer y sentir cosas que, de otra manera, nos resultarían completamente ajenas.

Si la pintura o la escultura ofrecen un marco para ir más allá de nuestra realidad, lo que vemos siempre está dentro de nuestra cabeza, vemos a través de nuestra propia imaginación las imágenes que otros han creado. La música puede resultar menos absorbente que el resto de artes, ya que puedes escucharla mientras haces cualquier otra cosa, y eso evita que te concentres lo suficiente para adentrarte por completo en los mundos que una canción puede sugerir. Y no voy a entrar en los géneros musicales, porque…

15 citas de novela negra - arantxarufo.com

La literatura y el cine, aunque este último en menor medida, desde mi punto de vista, te sumergen directamente dentro de la cabeza y las acciones de esos personajes tan distintos a ti.

Y siempre encuentras ideas que se graban en tu cerebro en forma de frases inolvidables, redondas, perfectas.

Nunca me gustó subrayar ni tomar notas en los márgenes de los libros, me parece un sacrilegio, aunque admito que es una tontería pensar así. En cambio, desde que puedo recordar, me dediqué a apuntar aquellas frases que, por algún motivo me decían algo especial. Y cuando digo “desde que puedo recordar” es así, pues aún conservo la libreta con la que comenzó todo, y las primeras páginas aparecen escritas con mi letra a los once o doce años, que, por cierto, se lee mucho mejor que la actual 🤦

De esta manera, cuando quiero buscar o releer una cita determinada, no tengo más que acudir a la libreta, que ya se ha digitalizado en hoja de Excel, en lugar de repasar cada uno de mis libros en busca de aquella frase de no sé qué novela, de no sé qué autor, que decía no sé qué sobre no sé qué tema. Muy útil.

Hoy me apetece compartir con vosotros algunas de esas frases, sin orden ni motivo. No son las mejores ni las más impactantes ni corresponden a las mejores novelas, aunque muchas sean obras maestras. Simplemente son:

15 citas de novela negra que no quise olvidar.

“Si dejas que los demás crean que eres débil, más tarde o más temprano vas a tener que matarlos”. Elena Sánchez.

Salvajes, de Don Winslow (2010)

Ben y Chon son dos tíos que saben disfrutar de la vida: les encanta el sexo, el voleibol, la cerveza y las chicas. Ophelia, más conocida como O., tiene fama de alcanzar orgasmos muy escandalosos (por eso sus amigas a veces la llaman Multi O.) y está loca por Ben y Chon. En fin, que se acuesta con ambos.

Pero lo que de verdad hace diferentes a Ben y Chon de los demás es que producen la mejor maría del mundo. ¿Algún problema? Ninguno. Bueno, sí, uno: el cartel de Baja. La esencia del narcotráfico mexicano. Que, además, está compuesto por unos tipos con muy malas pulgas: o les das lo que desean o te cortan la cabeza. Son auténticos salvajes. Y ahora, vaya por Dios, tienen secuestrada a O. porque quieren la hierba de Ben y Chon. ¿Qué hacer?

Solo hay tres salidas:

  1. Seguirles el juego.
  2. Encontrar y rescatar a O.
  3. Pagar veinte millones de dólares.

“Llevaba el pasado atado como una lata a la cola de un gato, y hasta el menor de los esfuerzos que pudiera hacer por avanzar producía un ensordecedor estrépito a su espalda, un estruendo vergonzoso”

El otro nombre de Laura (Quirke 02), de Benjamin Black (2007)

Ha pasado el tiempo para Quirke, el hastiado forense que conocimos en El secreto de Christine. La muerte de su gran amor y el distanciamiento de su hija han conseguido acentuar su carácter solitario, pero su capacidad para meterse en problemas continúa intacta.

Cuando Billy Hunt, conocido de sus tiempos de estudiante, lo aborda para hablarle del aparente suicidio de su esposa, Quirke se da cuenta de que se avecinan complicaciones, pero, como siempre, las complicaciones son algo a lo que no podrá resistirse. De este modo se verá envuelto en un caso sórdido en el que se mezclan las drogas, la pornografía y el chantaje, y que una vez más pondrá en peligro su vida.

“Su larga carrera le había enseñado que no había asesinos, sino personas que cometían asesinatos”. Kurt Wallander.

Los perros de Riga (Wallander 02), de Henning Mankell (1992)

En esta segunda entrega, tras haber familiarizado a sus lectores con la fría región de Suecia donde Wallander es jefe de policía, Mankell traslada al inspector fuera de su jurisdicción, al vecino país de Letonia. En la capital debe investigar la muerte de dos letones, cuyos cadáveres llegaron a la costa sueca, paradójicamente, a bordo de un bote salvavidas. Acosado por sus problemas de salud, sus remordimientos por desatender a su anciano padre o la angustia por la separación de su mujer y la pérdida de contacto con su hija, la vida del inspector dará un vuelco cuando conozca a Baiba Lepa, una mujer que agregará a los conflictos políticos de Letonia las turbulencias propias del amor.

“Todos aquellos amigos suyos, niños, novias, supervillanos desequilibrados, pendejos sin frenos que llegaron tarde al punk, al dinero y a la heroína, pero que se subieron igual al tren de la bruja”.

Yo fui Johnny Thunders, de Carlos Zanón (2014)

Francis, Mr. Frankie, decide regresar al lugar donde vivió las primeras experiencias importantes de su vida, a su barrio. Se marchó de allí persiguiendo su particular sueño de rock’n’roll, que lo llevó a acariciar con la punta de los dedos una fama tóxica y efímera. Ahora Francis vuelve para dejar atrás la miseria y la drogadicción. Pero su viejo barrio son ruinas por donde aún deambulan su padre, su medio hermana, su primera novia y algún que otro amigo. Francis quiere empezar de nuevo y hacer las cosas bien. El problema son los atajos, las canciones de tres minutos, la imposibilidad de olvidar quién fue. Para Francis la línea recta es la distancia más retorcida entre dos puntos. De momento, sus facturas y sus noches no suele pagarlas él, pero esa situación no puede alargarse mucho más. Va a necesitar algo más que promesas para salir adelante. Eso sí, en una ocasión fue Johnny Thunders.

“No eres el hombre hasta que has matado al hombre que era el hombre”. Boris.

Cicatriz, de Juan Gómez-Jurado (2015)

Simon Sax podría ser un tipo afortunado. Es joven, listo y está punto de convertirse en multimillonario si vende su gran invento -un asombroso algoritmo- a una multinacional. Y, sin embargo, se siente solo. Su éxito contrasta con sus nulas habilidades sociales.

Hasta que un día vence sus prejuicios y entra en una web de contactos donde se enamora perdidamente de Irina, con la inexperiencia y la pasión de un adolescente, a pesar de los miles de kilómetros que los separan.

Pero ella, marcada con una enigmática cicatriz en la mejilla, arrastra un oscuro secreto…

“Cualquiera puede representar cualquier cosa a la luz del día. Pero solo por la noche, después de que el mundo se ha oscurecido, aparece nuestro yo real”. Francis Petrel.

Historia del loco, de John Katzenbach (2004)

Su familia lo recluyó en el psiquiátrico tras una conducta imprevisible. Ahora Francis lleva una vida solitaria, pero un reencuentro en los terrenos de la clausurada institución remueve algo profundo en su mente agitada: unos recuerdos sombríos sobre los truculentos hechos que condujeron al cierre del W. S. Hospital, y el asesinato sin resolver de una joven enfermera, cuyo cadáver mutilado fue encontrado una noche después del cierre de las luces.

La policía sospechó de un paciente, pero sólo ahora, con la reaparición del asesino, se conocerá la respuesta.

“La gente teme la noche, pero en realidad debería temer el día, cuando nadie está alerta”. Bert Amandale.

El mal camino, de Mikel Santiago (2015)

Una carretera rural del sur de Francia, un hombre surge de la oscuridad y desencadena una serie de extraños acontecimientos, convirtiendo en una pesadilla las vidas del escritor Bert Amandale y su amigo Chucks Basil, una estrella de rock en horas bajas. Santiago se sirve de un escenario idílico e inquietante, en el corazón de la Provenza, para atraparnos en una historia que se lee compulsivamente y en la que late, de fondo, el destino de unos personajes marcados por sus errores.

“Preferimos no pensar en lo fácilmente que puede partirse nuestra vida en dos, porque cuando lo reconocemos nos volvemos locos. Los que tienen miedo todo el tiempo, los que necesitan medicarse para funcionar, es porque entienden la realidad, lo fina que es la línea. No es que no puedan aceptar la verdad, es que no pueden negarla”. Mike Baye.

Ni una palabra, de Harlan Coben (2008)

¿Qué haría un padre por proteger a su hijo? ¿Hasta dónde estaría dispuesto a llegar? ¿Le espiaría? ¿Llegaría a mantenerle localizado permanente por el GPS de su móvil? Es lo que hacen Tia y Mike Baye, aunque vigilarle así no impedirá que Adam, su hijo de 16 años, desaparezca tras el suicidio de su mejor amigo. Ambos se lanzarán a una agónica búsqueda, mientras van conociendo con espanto que, en el fondo, no saben nada de la vida de su hijo.

Mientras, a su alrededor, se pone en marcha un mecanismo estremecedor: los vecinos corren el riesgo de perder a su único hijo necesitado de un pulmón, una joven aparece brutalmente asesinada disfrazada de prostituta, una ejemplar madre de familia es secuestrada mientras hacía la compra, un profesor insulta y se ríe de Yasmin, la mejor amiga de la hija pequeña de los Baye…

La inspectora jefe Loren Muse y el fiscal Paul Copeland, a punto de casarse, no encuentran el hilo del que tirar. Hasta que todo acabe por explotar.

¿Tiene salvación el futuro de nuestros hijos?

“Quien te traiciona una vez lo hará dos veces, y tantas como pueda. Los traidores no tienen honor, ni códigos, ni respeto. Por eso hay que extirparlos, son como un tumor que amenaza metástasis. Traen con ellos el miedo, la debilidad, las mentiras”. Eduardo.

Respirar por la herida, de Víctor del Árbol (2008)

Para Eduardo la vida no tiene sentido desde que perdió a su esposa y a su hija en un trágico accidente de coche. A partir de entonces, pasa los días inmerso en un estado depresivo, incapaz de cerrar la profunda herida que le atormenta. Abandonó la pintura y pasó de ser un artista respetado a convertirse en víctima del alcohol y la autocompasión.

Pero su vida da un nuevo giro cuando recibe un encargo insólito. Gloria Tagger, una famosa violinista, le pide que pinte el retrato de Arthur Fernández, un rico empresario responsable de la muerte de su hijo y de otra niña. Él, tanto como Gloria, necesita comprender qué se esconde tras su rostro; averiguar qué siente, qué piensa y si se arrepiente. A cada pincelada, y a medida que cobra forma la obra, más supura la herida de Eduardo. Ha iniciado un viaje del que tal vez no podrá regresar…

“No subestimo a la policía. Pero hay cosas que vosotros no podéis hacer. Por ejemplo, romper un brazo al que no quiere hablar o saltarle los dientes con la culata de un 45 cuando sea necesario recordarle que la cosa va en serio”. Mike Hammer.

Yo, el jurado, de Mickey Spillane (1947)

Jack Williams, el mejor amigo de Mike Hammer y a quien éste le debe la vida, ha sido brutalmente asesinado. Hammer, ante el cadáver de Williams, hace el solemne juramento de encontrar al autor del homicidio y de tomarse la justicia por su mano, puesto que no confía en que el sistema judicial estadounidense imponga el castigo que él pretende infligir. Sin embargo, el camino hacia su objetivo final no será nada fácil, ya que lo que se esconde tras el asesinato de Williams parece ser más complejo y peligroso de lo previsto.

“Tenía que matarla, por lo que sabía de mí, y porque el mundo no es bastante grande para dos personas que comparten estos secretos”. Walter Huff.

Pacto de sangre, de James M. Cain (1936)

Phyllis Nirdlinger, la joven y bella esposa de un acaudalado hombre de negocios, seduce al agente de seguros Walter Huff para que la ayude a deshacerse de su marido. El plan, aparentemente perfecto, consiste en asegurar al empresario, asesinarlo simulando un accidente y disfrutar juntos de una suculenta indemnización.

Pero ningún plan tiene éxito si no se puede confiar en la otra parte: poco después de haber asesinado al marido de Phyllis, Huff descubre que ha sido utilizado para la consecución de un complot mucho más malvado, retorcido y elaborado de lo que jamás podría haber imaginado. Y ahora, con todas las pruebas en su contra, Huff deberá pensar en cómo salir indemne del entuerto en el que se ha metido.

“Cuando las cosas encajan demasiado bien es que alguien está poniendo masilla”. Ramiro Sancho

Sarna con gusto, de César Pérez Gellida (2016)

Lastrado por los efectos nocivos que le ha dejado la obsesiva persecución de Augusto Ledesma, el pelirrojo inspector de homicidios de Valladolid, Ramiro Sancho, vuelve al Cuerpo con la esperanza de retomar las riendas de su vida anterior. Nada más lejos de la realidad.

Una adolescente ha desaparecido en el marco de las ferias patronales de la ciudad. Se trata de la hija de un importante empresario y las primeras pesquisas apuntan a que podría tratarse de un secuestro.

“Así era la muerte de los asesinados, un eterno intento de gritar un horror que se queda dentro”. Amaia Salazar

El guardián invisible, de Dolores Redondo (2012)

En los márgenes del río Baztán, en el valle de Navarra, aparece el cuerpo desnudo de una adolescente en unas circunstancias que lo ponen en relación con un asesinato ocurrido en los alrededores un mes atrás. La inspectora de la sección de homicidios de la Policía Foral, Amaia Salazar, será la encargada de dirigir una investigación que la llevará de vuelta a Elizondo, una pequeña población de donde es originaria y de la que ha tratado de huir toda su vida. Enfrentada con las cada vez más complicadas derivaciones del caso y con sus propios fantasmas familiares, la investigación de Amaia es una carrera contrarreloj para dar con un asesino que puede mostrar el rostro más aterrador de una realidad brutal.

“Por experiencia sabía que la curiosidad había matado a más personas que gatos”. Thomas Vettel

Mientras mueres, de Javier Hernández Velázquez (2017)

Desde el primer instante, Thomas Vettel fue consciente de que nadie lo sacaría del atolladero en el que estaba metido, pero quienes se empeñan en creer que pueden elegir su destino son unos ilusos: vivir o morir, en muchas ocasiones, no es una opción.

Mientras mueres es, de principio a fin, una danza de muerte; un relato donde todos los personajes terminan aceptando que es muy probable que no alcancen a sobrevivir. Este es un viaje sin retorno de redención hacia lo más profundo del alma donde, como un goteo de sangre, Vettel se sumerge en la búsqueda de un sentido a su existencia mientras decide qué decisión tomar sobre el futuro de su hija. Pero el mundo no gira en consonancia; la venganza, el poder y el dinero tienen un ritmo muy distinto a nuestras propias necesidades. Al final, a veces solo queda decidir cómo decides morir o cómo deseas vivir.

“Hay un silencio que estremece. Estar en compañía de otra persona que no emite el menor sonido. El silencio de la muerte”. Zara

Hay que matar a Lewis Winter, de Malcolm Mackay (2016)

Matar a un hombre es fácil. Matar bien a un hombre es difícil. La gente que lo hace bien lo sabe. La gente que lo hace mal lo aprende a golpes. Aprenderlo así tiene sus consecuencias… Un hombre de veintinueve años recibe una llamada telefónica. El motivo es una oferta de trabajo, uno más. El objetivo: Lewis Winter.

Hay que matar a Lewis Winter, el original debut del escocés Malcolm Mackay, dibuja con gran maestría y verosimilitud el sombrío panorama del mundo de la delincuencia en Glasgow.

Estas son solo algunas citas de novela negra que se han quedado conmigo desde que leí las historias. Seguro que tú tienes otras, y que algunos vendrán a decirme que esas no son las mejores novelas del género o, ni siquiera, las mejores novelas del autor. Yo no he dicho que lo sean.  Solo me gustan las citas.

¿Cuáles son tus citas literarias favoritas? ¿Cuáles se te quedaron dentro desde el momento en que las leíste por primera vez? ¿Me las dices?

Un abrazo, y hasta la semana que viene, lectores.

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