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Reseña: La danza de los tulipanes, de Ibon Martín

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La danza de los tulipanes, de Ibon Martín

La periodista más popular de Gernika es arrollada por el tren que cubre la línea de Urdaibai. La víctima ha sido fijada a la vía con un delicado tulipán entre sus manos. La flor, de un intenso y brillante rojo, es tan hermosa como difícil de encontrar en pleno otoño. La escena, cuidadosamente preparada, ha sido retransmitida en directo a través de Facebook.

La danza de los tulipanes nos sumerge en la ría de Urdaibai, un lugar mágico donde el mar y la tierra se abrazan al compás de las mareas que mecen las tranquilas vidas de sus habitantes, que se ven repentinamente sacudidas por la brutal irrupción de un asesino complejo e inteligente, capaz de rivalizar con los ritmos de la naturaleza que desde siempre han gobernado la comarca.

Lo que sí

  • La profundidad de detalle de las dos protagonistas
  • La puesta en escena de los crímenes
  • La ambientación minuciosa

Lo que no

  • La narración del presente del asesino
  • Los personajes secundarios sin detalles
  • El gran secreto que une a todas las víctimas se veía venir doscientas páginas antes de desvelarse. ¿De verdad a ninguno de los policías se le ocurrió?

La danza de los tulipanes, de Ibon Martín. La lluvia, el frío y un magnífico equipo de investigadores.

No voy a decir que lo que más me ha gustado de esta novela haya sido esa ambientación extremadamente detallada en el País Vasco y alrededores. No lo diré, porque me han gustado muchas cosas además de esta, pero quiero resaltarla, pues creo que Ibón Martín ha hecho un trabajo excepcional describiendo paisajes, lugares, pueblos, tierra y mar como si realmente estuviéramos allí, acompañando a este revuelto grupo de policías para descubrir a un asesino.

Casi tanto como en describir estos lugares, el autor se vuelca en tocar todos los temas que se le han ocurrido como crítica a la sociedad, desde los malos tratos hasta la corrupción policial pasando por el narcotráfico y otros asuntos que no mencionaré para no desvelar nada, pero que me iban enfureciendo más y más a cada página que pasaba, algo que el autor ha logrado creando un personaje secundario que sacó lo peor de mí.

Porque, si en algo destaca esta novela, es en la profundidad de algunos de sus personajes. El grupo protagonista es un equipo formado por cuatro policías y una psicóloga, unos de Guipúzcoa y otros de Vizcaya. De estos, destacan Ane y Julia, cada una de una provincia y cada una con sus propias vidas, relaciones, traumas, familias y amores que llegamos a conocer con un detalle que, en ocasiones, me resultó excesivo. Sobre todo en comparación con sus colegas masculinos. Si siempre he odiado que las mujeres en las novelas no seamos más que “la acompañante de”, “la novia de” o “la chica bonita de la oficina”, no lo defenderé cuando este papel lo interpretan los hombres. Si lo sabemos todo, pero absolutamente todo de ellas, me chirrió no saber apenas nada de ellos. Al menos, nada más alla que la relación que los une con ellas. Ni tanto ni tan calvo, leche.

Y luego están los villanos. Aquí es malo hasta el apuntador. Incluso las buenas tienen un punto mala leche que me encantó, pero no tienen nada que hacer contra los malos de verdad. Como mencioné antes, maltratadores, corruptos, ludópatas,  narcotraficantes, hombres que arruinan a sus familias y familias que arruinan a las personas que más quieren. Y los peores, los que se creen respaldados por la supuesta decencia moral de su labor.

En La danza de los tulipanes acompañamos a unos y otros a lo largo de 79 capítulos, la mayoría narrados en presente por una voz omnisciente que salta de unos a otros entre los miembros del grupo de investigación. En medio de estos capítulos encontramos otros dos narradores, uno cuenta la historia de la vida del asesino, desde que era un niño hasta su edad adulta, y el otro nos cuenta el presente del asesino. Debo decir que este tercer narrador me sobró. No le encontré ni interés ni emoción ni nada que me sorprendiera. Prefería leer el desarrollo de la investigación que los pensamientos de un asesino que no me decían nada. Es extraño, porque suele ocurrirme lo contrario, pero con La danza de los tulipanes ocurrió así.

En resumen, una novela de personajes y lluvia. Por supuesto, la trama me enganchó con el deseo de saber quién era el asesino y por qué, pues aunque te deja ver la motivación que hay detrás, no terminé de entenderlo hasta las últimas páginas. Pero, ademas de esto, leer La danza de los tulipanes fue un placer por sus personajes y por esa ría de Urdaibai que lo baña todo.

El autor. Ibon Martín

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Ibon Martín nació en Donosti en 1976. Estudió Comunicación y Periodismo en la Universidad del País Vasco, y trabajó para diversos medios de comunicación locales.

Apasionado de la naturaleza y de su tierra (como para no serlo), su labor de escritor comenzó en la literatura de viajes, con una serie de guías por senderos del País Vasco en las que mezclaba su pasión por los paisajes como sus conocimientos sobre la historia y la mitología del lugar.

Dentro del terreno de la ficción, es conocido por su tetralogía Los crímenes del faro, compuesta por las novelasEl faro del silencio, La fábrica de las sombras, El último akelarre y La jaula de sal.

La trama

Una mujer es atada a una silla en la vía del tren con un tulipán entre las manos. El primer convoy lo conduce su marido, que ve cómo el tren la arrolla sin poder hacer nada para evitarlo. Desde un poste cercano, un teléfono móvil retransmite la escena en directo por Facebook.

No es la primera mujer que muere de un modo similar, en una aparatosa puesta en escena y siempre con la figura del tulipán como hilo conductor entre las víctimas.

La policía, desconcertada, crea una unidad especial de investigación formada por miembros de la Ertzaintza de Vizcaya y Guipúzcoa, que deberán colaborar a pesar de las tensas relaciones que los unen.

En resumen: La danza de los tulipanes

La danza de los tulipanes me ha conquistado con la descripción de paisajes y lugares y con el detalle de los protagonistas y sus relaciones.

Es una novela que no puedes dejar de leer ni quieres dejar de leer, y si no digo que es perfecta es por algunos errores y dejadez en la investigación que ningún policía real habría cometido, y por esa ceguera forzada en los ertzainas para no desvelar el meollo del asunto por mucho que cante desde el minuto uno. No podía dejar de pensar “¿En serio ninguno se da cuenta de esto? ¿En serio?” Pues no se daban cuenta, no.

Es un detalle sin importancia que no quita un ápice de valor a una novela que no debes dejar de leer.

Recuerda que puedes comprarlo en librerías o en Amazon

Un abrazo, y felices lecturas.

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