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Reseña: Obscena. Trece relatos pornocriminales

Reseña obscena. Trece relatos pornocriminales - Arantxa Rufo

Obscena. Trece relatos pornocriminales

Casi invariablemente, la pornografía escrita se nos presenta bajo la forma de burdas historietas que, incluso más allá de su propia índole sexual, han contribuido a devaluar hasta lo inapreciable la cualidad intelectual o artística de este género. Pero ¿qué pasaría si comenzáramos a asociar el sexo explícito con concepciones narrativas de alto rango literario? Seguramente obtendríamos una filiación nueva, sorprendente y revulsiva. Puestos a elegir un universo con el que efectuar la fusión, pensamos casi de forma natural en la literatura criminal —en su más amplia concepción—, por ser la que desde hace tanto tiempo se ha dedicado a explorar lo más profundo e inconfesable de las pasiones humanas. Y en un grupo de escritores (Carlos Salem, Carlos Zanón, David Llorente, Empar Fernández, Fernando Marías, Guillermo Orsi, José Carlos Somoza, Juan Ramón Biedma, Manuel Barea, Marcelo Luján, Marta Robles, Montero Glez, Susana Hernández) ejercitados en la trasgresión de cualquier parámetro convencional. De dichas preguntas nos queda esta compilación de narraciones: trece enfoques distintos, trece tomas de posición, algunas de ellas casi fuera de cuadro. En la presentación de sus Cuentos marranos, decía Helen Torres: «Pero cuando te olvidas de la norma, ¿qué sale? Pues vas a flipar, porque ante ti tienes el infinito».

Lo bueno

  • Descubrir autores que no conocía
  • Diferentes puntos de vista en algunos relatos
  • Finales originales
  • La empatía hacia un robot

Lo malo

  • Los paréntesis de David Llorente
  • Las prisas de Marta Robles
  • ¿Por qué el sexo tiene que ser tan sucio y tan triste?

¿Has visto la portada del libro que comento hoy? Seguro que sí, es casi imposible que no te llame la atención, entre el nombre, la foto y la selección de autores que conforman esta colección de relatos es difícil no pararse en una librería cuando la ves.

Eso me pasó a mí, en cuanto vi anunciada la publicación de este libro supe que tenía que leerlo. Le tenía tantas ganas que se saltó varios puestos en mi lista de lecturas pendientes y, hoy, tras devorarlo casi con la lujuria que corresponde a un libro como este, os traigo mi reseña.

Obscena. Trece relatos pornocriminales

Este post va a ser largo, ya aviso, porque los trece relatos de este libro merecen, cada uno de ellos, una entrada propia.

En líneas generales, el libro empieza con mucha fuerza. El primer relato me descubrió a un autor, Carlos Salem, que no conocía y que me ha fascinado. Luego, Carlos Zanón, fabuloso como siempre, soy fan suya declarada; Jose Carlos Somoza y sus juegos… La última parte baja un poco el nivel, que vuelve a subir al final, con un relato de Susana Hernández que nos devuelve de la mejor manera posible a la razón de ser de este recopilatorio.
Antes de entrar en materia y comentar cada relato, diré que recomiendo este libro a todos los que disfruten del género negro, los misterios, las vueltas de tuerca y giros en la historia. Es un libro del que se puede aprender mucho, solo basta con que uno no sea demasiado impresionable por la sangre y el semen. Porque de ambos hay mucho.

Solo una última puntualización, en el prólogo, el creador de esta idea, Juan Ramón Biedma, explica la diferencia entre literatura erótica y pornográfica y comenta que la segunda debe excitar al lector, insuflar o avivar el deseo. Pues lo siento, pero este libro no excita, el modo en que está descrito el sexo en cada uno de los relatos, como algo triste, sucio, casi a desgana, por muy bien escrito que esté, aleja cualquier deseo erótico del lector. Me pregunto por qué todos los autores coincidieron al tratarlo así.

La noche de Valentín, Carlos Salem

El relato de Carlos Salem es uno de los más largos (18 páginas) y quizás el que mejor encaja en el género pornocriminal, pues se adapta a los estereotipos clásicos: El protagonista alcoholizado y derrotado por la vida, la femme fatale y los asesinatos como eje de la historia, todo ello regado con un callejero sentido del humor y una prosa que roza continuamente la poesía.
Nos cuenta la historia de una valkyria de sobrenaturales poderes de seducción y manipulación que emprende la búsqueda de un amor perdido, llevándose por delante las vidas de todas las amantes por las que aquel pasó tras ella, y arrastrando en su cadena de muerte y venganza al protagonista, un pobre despojo, antiguo conocido del objeto de su búsqueda.
Todo ello en un lenguaje hermosísimo con cierto aire onírico, pero no el de un sueño, sino una pesadilla cruenta de deseo, sexo, sangre, venganza, dolor y muerte. Y no necesariamente en ese orden. Violenta poesía que en ocasiones te obliga a parar la lectura y pensar: “Joder, qué cosa más bonita en medio de toda esta sangre”.

Todos los dolores que canta y recuerda la hacen irresistible. De tanto convertir en arte su derrota, habría jurado que Madeleine era invencible.

Hardcore, Carlos Zanón

Carlos Zanón nos dispara directo al estómago como sabe hacer mejor que nadie. Un relato corto (7 páginas), intenso, narrado con su habitual estilo poético.

Un hombre que despierta tras un mal viaje, una casa que no reconoce como suya, una pareja de desconocidos. ¿Dónde está? ¿Dónde está su familia? Y ¿quién es la mujer muerta que descansa en la cama a su lado? De hecho, ¿está muerta de verdad?

Una historia delirante e inquietante que basa toda su fuerza en la calidad literaria de su autor.

Esto es hardcore, amor mío

Maldigo el gallo que anuncia el alba, David Llorente

En este relato, de 10 páginas, el autor nos introduce en una historia más cercana a la ciencia ficción que al género negro o erótico. En un futuro próximo, la humanidad es capaz de manipular el cuerpo humano hasta el punto de generar cyborgs, seres a medio camino entre el hombre y el robot; pero, justo antes de fallecer, unos científicos logran romper la última barrera, implantar un cerebro humano en un cuerpo de robot. Años después, este gigantesco ser es rescatado de su escondite y devuelto a un mundo post apocalíptico por la hija de sus creadores, dispuesta a todo para vengar a sus padres.

Es una historia ágil, veloz y directa, con unos personajes que, pese a su lejanía en el tiempo y la naturaleza, se presentan cercanos y dignos de nuestra compasión.

Mi único pero: ¿hacen falta tantos paréntesis? ¿tantos? El autor abusa de este elemento para apuntar comentarios que bien podrían estar entre comas o incluso desaparecer sin que el texto notara su ausencia. No puedo negar que con ellos sentía como si, cada dos o tres palabras, me empujaran fuera de la lectura.

Llevo treinta años buscándote

Marcia y Marcial, pasión sin límites, Empar Fernández

Dos actores porno en un rodaje en apariencia rutinario. Aunque algunos detalles en la actitud de su compañero hacen que Marcia se pregunte si es así: ¿por qué no hay nadie más?, ¿por qué  le venda los ojos?, ¿qué es eso que ella siente escalando por su piel? La venganza, el hilo que parece conducir casi todas las historias de esta colección, cobra de nuevo protagonismo.

Aunque la intriga y el misterio están perfectamente creados, y leí las 8 páginas con la misma angustia que siente la protagonista en la oscuridad, no he podido empatizar demasiado con ninguno de los personajes, y me ha resultado molesto, en cierta medida, esa sensación de que la autora disculpaba una y otra vez a la protagonista femenina por dedicarse a esa profesión, con la excusa innecesaria de sentir verdadera atracción por su compañero. No hacía falta.

Tampoco era habitual que la advirtiera de que tendría una invitada

Sandalias amarillas de tacón de aguja, Fernando Marías

Este relato no puede dejar de recordarme a Edgar Allan Poe.  Un fiscal recibe la carta de un amigo recientemente fallecido en la que le cuenta, con todo lujo de detalles, cómo su mujer está siendo víctima de una posesión a través de unas sandalias amarillas que la convierten en un ser sediento de sexo y de poder. Le narra cómo se somete a su voluntad, a pesar del miedo y el dolor, en la mejor descripción posible del fetichismo de la sumisión.

Ahora, ambos están muertos, pero ¿quién se va a creer que unas sandalias conviertan a una mujer dulce y sencilla en una fiera dominante?

Me ha gustado mucho esta historia. El género epistolar y la manera de relatar los hechos convierten una situación sobrenatural en algo completamente creíble que te mantiene con el corazón en un puño.

Si a Luisa y a mí nos ocurriera algo…

Catedral, Guillermo Orsi

Las 7 páginas de este relato desprenden magia. El sexo y la muerte entrelazados en una maldición capaz de arrasar un pueblo entero. Un ambiente en el que la superstición es un sueño de los que cuesta entender y, mucho más, escapar. Un encuentro fortuito y una promesa que jamás se cumplirá destrozan la vida de la que promete amor eterno a cambio de unos pesos y del que finge creer.

Una historia que leí rápido pero que permaneció un rato en mi cabeza hasta que terminé de entender cada detalle, cada apunte.

No habrá inscripción alguna que la recuerde, no habrá lápida.

Desmadre, José Carlos Somoza

¡Qué bueno es José Carlos Somoza! En serio, qué bueno es. Me fascina su manera de jugar con el lector, de hacerle dudar sobre lo que está leyendo: ¿es una historia?, ¿es la historia de una historia que escribe quien se finge personaje y es autor? En este relato de 7 páginas, cómico y sarcástico, le da un giro de tuerca al psicoanálicis clásico con un final muy negro.

Un asesino en serie que repite el mismo ritual cada año, secuestra, viola y asesina a una pareja de mediana edad a la salida de un centro comercial. Una historia en apariencia sencilla que no termina, en absoluto, como uno imagina al comenzarla.

Fantástico, como siempre

Lo hago porque soy un hijo de la gran puta.

Nieve a punto de clara, Juan Ramón Biedma

Nieve a punto de clara es la clásica historia de detectives, protagonizada, en esta ocasión, por una niña con ínfulas de Miss Marple. Alguien está tendiendo trampas mortales a los niños del barrio, y ella es la única capaz de resolver el caso. Por el camino se cruza con un carrusel  de personajes que luchan por escapar de una vida triste y solitaria.

Esta historia es la más larga, 28 páginas, y también la más variada en filias sexuales, la más cruel y la más triste. y quizá la que mejor refleja una sociedad en la que cada uno debe cuidarse solo.

Lo mejor, el final, por lo inesperado. Es difícil que un final me sorprenda, y este lo ha hecho por partida doble.

Nadie conoce estas calles como ella

Fábrica de carne, Manuel Barea

Este noveno relato es el que menos me ha gustado. El estilo narrativo con largas frases entrelazadas, los saltos continuos en el espacio y el tiempo, me hicieron preguntarme, durante la mayor parte de la lectura, qué era lo que el autor intentaba contar. Tanto es así que me cuesta hacer un resumen de la trama: la historia entrelazada de varias parejas, un psicópata…

Por otra parte, el final, que supongo que debía ser una sorpresa, se ve venir con claridad, y eso, en un relato de 16 páginas, no es poco decir.

No quiero morir

Cuidados intensivos, Marcelo Luján

Este relato es un tango con letra de Lorca. Poco porno y poco crímen, pero una historia contada desde un punto de vista poco habitual, los pensamientos y divagaciones del hombre que secuestra a su amor perdido para cuidarla por siempre.

Una historia fantástica, genial el modo en que los pensamientos y las palabras se interrumpen y superponen en un monólogo destinado a que nadie lo oiga.  Genial el principio, las cosas claras de entrada, y el final. Y genial el medio, estar en la cabeza de esa persona y tener la tentación de disculparla y saber que no, que no debes.

Digamos que Lorca te traicionó

Un sabor muy familiar, Marta Robles

La historia de la pobre chica colombiana, el inocente de su marido y el abusador de su cuñado me ha dejado un poco indiferente. No he logrado conectar con ninguno de los personajes, ni con la historia, narrada, a mi parecer, de una manera apresurada, como si corriera para llegar al final.

Pero, mujer, si todo esto es cariño

Sangre callada, Montero Glez

Sangre callada es corto, conciso, la insinuación de un millón de cosas que me quedé con ganas de saber. A veces, ni el porno ni el crimen tienen que aparecer para estar presentes en la historia. Dos personajes que hablan sin necesidad de darle al lector ninguna explicación pueden ser más claros que cualquier otra historia plagada de detalles.

Fantástico en el trabajo de insinuación, de decir sin decir.

Todavía está caliente

El amante de Shangái, Susana Hernández

Empecé a leer el último relato y pensé “bueno, por fin, después de tanto dolor y tristeza y sexo por resignación, por fin algo de amor, de sexo por placer y deleite compartido” Pero no, este libro no se llama “Trece relatos pornocriminales” por nada, y los pensamientos de Doña Elena, que descubre el amor y el placer a una edad a la que ya no lo esperaba, ocultan un secreto, no por predecible peor narrado.

Lástima la duda que me queda de saber cuánto de lo que cuenta es real y cuánto imaginado.

Da un poco de miedo, sí, amar sin límites

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