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Querido diario: otoño. 18 lecturas y 13 posts

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¡Hola a todos!

Termina el año, termina el otoño y toca hacer repaso de toda la actividad realizada en los últimos tres meses. Cantidad de libros leídos, de publicaciones escritas en el blog, de apariciones en los medios. ¿Y cómo van mis tres pequeñines por esos mundos? ¡Pues muy bien!

Son siempre meses de mucho ajetreo, así que en este resumen vas a encontrar mucho de todo. Incluso muy buenas novelas que puedes regalar estas navidades. Para que no digas que no te doy ideas.

¿Preparado?

Mis libros

Sigo agradeciendo los comentarios que mis dos novelas todavía generan entre los lectores, tanto Zed está muerto como En el punto de mira. ¡Muchísimas gracias a todos! Me siento muy halagada de que, tanto tiempo después de su publicación, aún os interesen. ¡Seguid leyendo!

Comentarios de Zed está muerto: Amazon. Goodreads

Comentarios de En el punto de mira: Amazon. Goodreads.

Comentarios de Sangre en las manos: Amazon. Goodreads.

Recuerda que aquí puedes leer los primeros capítulos de Zed está muerto,  aquí los de En el punto de mira y aquí los de Sangre en las manos

Y aquí tienes las primeras reseñas de los lectores de Sangre en las manos

Apariciones en medios

Aprovechando la publicación de Sangre en las manos, durante este otoño he tenido la inmensa suerte de ser entrevistada por varios blogs de literatura, a cual mejor. Desde aquí quiero dar gracias infinitas a los desarrolladores de estos blogs por interesarse por mí y por ser tan estupendos entrevistadores y personas. ¡Un abrazo!

El blog en otoño

Como de costumbre, en verano, el flujo de artículos se ralentiza. Aunque en junio y julio mantengo el ritmo de una publicación a la semana, cuando llega agosto las distancio hasta quince días, así que, estos meses, los artículos en el blog son menos que el resto del año.

  • Comenzamos el trimestre con la publicación de mi última novela, Sangre en las manos, y en esta primera semana os mostré el primer capítulo, para poneros los dientes largos, ya sabéis. ¡Podéis leerlo aquí!
  • La primera novela que reseñé este otoño era una historia, no muy larga, que me fascinó. Se trata de Ya no quedan junglas adonde regresar, del escritor Carlos Augusto Casas, y deberías leerla. La reseña y la novela.
  • A continuación me embarqué en una de esas divagaciones mías. En este caso, sobre las adaptaciones cinematográficas de las novelas. A algunas personas les gustan, pero yo huyo de ellas como de la peste. ¿Por qué no me gustan las adaptaciones de libros al cine?
  • La reseña de Banquete fúnebre por Karlovy Vary, de Milos Urban, me resultó compleja de realizar. Por un lado, la novela me gustó y la trama de extraños asesinato es más que interesante; por otro, el estilo onírico y algunos detalles en la traducción me provocaron cierto rechazo. Cincuenta / cincuenta.
  • ¡Y llegó Halloween! Ya sabéis que me encanta esta fiesta y que siempre aprovecho para homenajear a alguno de mis autores de terror favoritos.  Este año te propongo pasar una noche de Halloween con H.P. Lovecraft
  • Se acercaba el día de la publicación de la última novela de Juan Gómez-Jurado, y descubrí, gracias al propio autor, que había una novela anterior que debía leer antes de enfrentarme a la última entrega de su saga de Antonia Scott. Se trataba de El Paciente, y se convirtió de inmediato en una de mis novelas favoritas de todos los tiempo. Tienes la reseña, aquí. Reseña de El Paciente, de Juan Gómez-Jurado.
  • ¿Por qué me he propuesto dejar de leer tanto? Suena absurdo, lo sé, no hace falta que me lo digas. ¿Leer menos? Si siempre queremos leer más. Bueno, pues hay una explicación para esta propuesta, y te la explico en el correspondiente artículo.
  • Con octubre llegó un mes de los de ponerse el cinturón, con la publicación de dos grandes novelas que nos tenían a todos mordiéndonos las uñas. Ambas se publicaron el mismo día, y hubo que elegir. Yo me decanté por La suerte del enano, de César Pérez Gellida. Y como suele ocurrir, no hubo decepción. Menuda maravilla de novela, un robo que sale mal, una batalla entre magníficos personajes y el inimitable estilo Gellidista. Magnífica. Reseña de La suerte del enanode César Pérez Gellida
  • Y una visita a una librería me hizo plantearme la siguiente pregunta, ¿es necesario adaptar la obra de Poe para niños? ¿Pa’qué? Me preguntaba. ¿A quién se le ocurre? Pues resulta que a alguien se le ha ocurrido, y yo no entiendo la necesidad. ¿Y tú?
  • Continuamos con otra de las novelas más esperadas de este otoño, Rey blanco, la última parte de la trilogía – pentalogía creada por Juan Gómez-Jurado. Una lección de género thriller impecable. Reseña de Rey Blanco, de Juan Gómez-Jurado
  • Será que se acercan las navidades, pero a mí por estas fechas me entró hambre y me puse a divagar. Gastronomía, literatura… No tienen nada que ver. ¿O sí? ¿Quieres saber en qué se parecen? Pues te lo cuento en este artículo:  En qué se parecen los géneros literarios y las croquetas. 
  • Termino el trimestre y el año con la reseña de una novela que huele a género negro clásico por todos los poros. Se trata de El pato mexicano, la segunda parte de la saga de C.W. Sughrue escrita por James Crumley.

Lecturas de otoño 2020

Banquete fúnebre por Karlovy Vary, de Milos Urban: Se trata de una novela extraña, de tintes oníricos pese a retratar los crueles asesinatos perpetrados por personas normales que, de repente y como si de zombies se tratara, se arrancan a morder a todo ser viviente que se les ponga delante. ¿Por qué? Con una lírica casi surrealista, plagada de reflexiones y que nos lleva por la ciudad de Karlovy Vary, entre la belleza arquitectónica pasada y la ruina presente, esta novela es diferente a cualquier otra que he leído en mucho tiempo

Puedes leer mi reseña aquí

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1793, de Niklas Natt och Dag: Copenhague en el siglo XVII, dos investigadores que investigan la aparición de un hombre en el río, torturado de forma atroz hasta la muerte. Suciedad, física y moral, en una ciudad y una época implacable. Directo a mi TOP del año.

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Adiós, muñeca (Phillip Marlowe #2), de Raymond Chandler: Magnífico ejemplo del género negro más clásico. El detective cínico, borracho y exhaustivo en sus investigaciones, la mujer fatal, la alta sociedad y los más bajos instintos. Imperdible.

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Don de lenguas, de Rosa Ribas y Sabine Hoffman: Me gustó mucho la primera novela que leí de estas dos autoras (El gran frío), que es, casualmente, la continuación de esta que he leído ahora, y sí, también me ha gustado la novela que da comienzo a la saga. Quizá más por la ambientación, el exquisito reflejo de una época, una forma de pensar, de actuar y de sentir, que por la trama en sí, que aunque me gustó mucho, igualmente, me resultó menos impactante. En general, recomiendo la saga sin ninguna duda.

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La bestia se acerca, de Margaret Millar: Una novela corta que mezcla el suspense con el terror psicológico, que quizá no dé mucho miedo pero sí que resulta inquietante. La historia de una mujer acosada por una antigua amiga de juventud y por sus propios miedos, su soledad y su incompetencia. Algunos giros sorprendentes y otros no tanto. Estupenda para pasar un buen mal rato.

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Violetas de marzo (Bernie Gunther #1), de Phillip Kerr: Una de esas sagas de la novela negra más clásica que nadie entendía cómo no la había leído antes. Duda saldada. Bernie Gunther es un personaje que se amolda como un guante a los estándares de todo detective privado que se precie en la novela criminal. Borracho, cínico y mujeriego. Con el detalle particular de que Bernie Gunther no se mueve en las soleadas calles de Los Ángeles ni la sucia Nueva York, sino en la agitada Berlín de 1936. Los nazis se han alzado con el poder y comienzan a hacer suyo un país al que todavía le queda mucho horror que presenciar. Y en medio, Bernie, contratado por un multimillonario para encontrar el valioso collar de diamantes que robaron de la caja fuerte de su hija la misma noche en que la mataron.

Un clásico que, sin duda, deja con ganas de más.

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El paciente, de Juan Gómez-Jurado: Maravilla. No tengo otra palabra. Maravilla. La historia de un prestigioso neurocirujano que se enfrenta a una pesadilla aterradora cuando alguien secuestra a su hija pequeña y le exige que mate en la mesa de operaciones a su próximo paciente. La identidad de dicho paciente será uno más en los tornillos que retuercen la vida de este desdichado.

De los mejores thrillers que he leído jamás.

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Canciones de amor y guerra, de Santa Montefiore: ¡Cómo me ha gustado este libro! Un cambio de género que necesitaba, tras varios meses anclada a la novela criminal. Canciones de amor y guerra mezcla esos dos conceptos, una historia familiar de amores, lealtades, traiciones y profundas amistades durante la Primera Guerra Mundial y los años posteriores, en una Irlanda que lucha por su independencia y en un castillo habitado por los fantasmas de los hombres de una familia maldita. Grandes personajes, grandes historias, algunos giros interesantes y una ambientación que da ganas de hacer las maletas y plantarse en ese país de hadas.

Muy recomendable

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La suerte del enano, de César Pérez Gellida: Una novela de Pérez Gellida. ¿Necesito decir algo más? Pues no. Un robo que sale mal, una inspectora de policía que lucha por equilibrar su vida personal y su trabajo, un enredo de asesinos y mafiosos en pos de venganza y un malo de los que se te graban en la cabeza. Magnífica.

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Rey blanco (Antonia Scott 3), de Juan Gómez-Jurado: Termina la trilogía de Antonia Scott por todo lo alto. Pura acción, puro thriller, pura Antonia y, gracias a Dios por los favores pequeños, puro Jon Gutiérrez. En esta ocasión, lo que está en juego es su propia vida y, por primera vez, Antonia no está segura de vencer esta batalla. Esa Antonia. Y ese señor White. Magníficos.

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El pato mexicano (C.W. Sughrue 2), de James Crumley: Hace unos meses leí y reseñé El último beso, la primera entrega de esta bilogía, y me apunté para leer El pato mexicano en cuanto pudiera. La historia de este veterano de Vietnam que se dedica a trabajar como detective privado entre sexo, alcohol y drogas mezcla el hardboil más puro con mucha mala leche. Acción a raudales e incorrección política para el que pueda soportarlo. Por poner una pega, el jaleo de personajes y la sensación de dispersión que transmite la historia.

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La caja de botones de Gwendy, de Stephen King: Una novelita corta que me dejó indiferente. Lo que más me gustó, la duda moral a la que te enfrenta. ¿Qué harías si dispusieras de una caja capaz de lo mejor y lo peor?

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Desaparecida, de Romano de Marco: Una novela policial clásica, dos policías que investigan la desaparición de una joven. Solo que esos dos policías no son como los que estamos acostumbrados a ver. Una tormentosa relación de amistad y traiciones se interpone entre ellos, un presente de fracasos y un futuro poco anhelado. Una sorpresa que no puedo dejar de recomendar.

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El día azul de la venganza, de Francisco Javier Sánchez Manzano: Esta novela nos cuenta la historia de un aspirante a escritor que descubre que un autor ya consagrado ha ganado un prestigioso galardón gracias a una novela que él mismo le envió tiempo atrás. Todo se complica cuando decide buscar refugio y tranquilidad en un pequeño pueblo de la costa en el que nada es tan sencillo como él esperaba. Un protagonista muy interesante en una historia demasiado corta para mi gusto.

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El ángel negro (Dave Gurney 7), de John Verdon: Verdon es garantía de historias entretenidas y rebuscadas, y eso es lo que ofrece El ángel negro. Desgraciadamente, se hace insuficiente cuando lo comparas con aquellas primeras entregas de la saga del superpolicía neoyorquino que no te daban un minuto para respirar ni para entender qué demonios estaba pasando. Verdon ya no es el mismo, y esta novela se me hizo larga y aburrida por momentos. Imperdonable para un autor con su talento.

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La desaparición de Stephanie Mailer, de Joel Dicker: Abandono. Ya me sentía un bicho raro cuando decía que me decepcionó La verdad sobre el caso Harry Quebert. No le encontré la gracia, pese a que todo el mundo lo ponía por las nubes. Con La desaparición de Stephanie Mailer confirmo que este autor no es para mí. No me gustaron los diálogos ni las situaciones ni los giros ni la ambientación ni, lo peor de todo, el estilo del autor. Lo siento, pero no.

Puedes leer mi comentario aquí.

Cómprala, si te gusta Dicker, aquí

Solo los muertos (Eladio Monroy, 2), de Alexis Ravelo: Es esta una saga de contrastes. Empezando por el más obvio, el contraste entre la mala hostia que se gasta su protagonista, el cinismo y el humor negro que desprende, frente al corazón inmenso que aloja en su pecho. Brutal. Y creo que si esto ya era evidente en la primera entrega, Tres funerales para Eladio Monroy, en esta segunda parte ya no hay quien lo niege.

Lástima que sea una novela tan corta, y que lo bien dibujados que están el protagonista y alguno de sus amigos no se note en los villanos, que me resultaron meros bocetos de lo que podrían haber sido.

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Ender el xenocida (Ender, 3), de Orson Scott Card: Lo llaman ciencia ficción y no lo es, por mucho que esta saga se localice en planetas extrasolares y aparezcan razas extraterrestres. No te dejes engañar, la saga de Ender la forman novelas sobre filosofía, religión y ética. ¿Está bien hacer lo que hace Ender, lo que hacen los gobiernos, los distintos pueblos, las razas? Esa es la única pregunta que importa a lo largo de esta novela, y si crees que es fácil dar con una respuesta, olvídalo.

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Hasta aquí mi repaso al otoño de 2020.

¿Y vosotros, qué habéis leido en estos meses? ¿Qué novela me recomendáis?

Felices lecturas, y hasta pronto

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