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Reseña de Konets, de César Pérez Gellida

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Konets

Olek Opiozcenek no es únicamente un nombre más en el extenso listado de víctimas que conformaron la «Obra» de uno de los más crueles asesinos en serie de la historia. Aquel niño nacido de la perversa simiente de Augusto Ledesma ha crecido bajo los cuidados de sus abuelos maternos y con el respaldo económico de una peculiar hada madrina: Rusalka. Sin embargo, Olek está empeñado en desenterrar esos secretos del pasado exprimiendo sus habilidades como hacker; pero, en ocasiones, descubrir el punto de partida condiciona el itinerario y, consecuentemente, el destino. Konets («fin» en ruso) es un thriller frenético, un tratado sobre la maldad estructurado en cuatro movimientos y desarrollado en dos escenarios temporales: la adolescencia de Olek y su madurez, o, lo que es lo mismo, el antes y el después de los sucesos que se narran en Khimera. Ambas novelas conforman el engranaje conclusivo entre las dos aclamadas trilogías «Versos, canciones y trocitos de carne» y «Refranes, canciones y rastros de sangre» que han atrapado a miles de lectores en el inabarcable universo gellidista.

Lo bueno

  • La ambientación
  • El hilado de todas las tramas actuales y las anteriores
  • La aparición de determinados personajes
  • El estilo Gellidista
  • El final redondo

Lo malo

  • ¿Malo?
  • No respetar el estilo de portada de Khimera. ¡Me descuadra la librería!

Hoy traigo la reseña de Konets, de César Pérez Gellida, pero antes quiero hablarte de Khimera. De entrada, porque Konets es la continuación directa de esta, si bien en esta ocasión es difícil definir qué sucede antes y qué después, pues Konets es tanto precuela como secuela de los acontecimientos narrados en aquella; pero sobre todo quiero empezar hablando de Khimera porque esta novela está entre mi top 5 de lecturas de 2016. La adoré hasta extremos obsesivos, pero este dato cobra más valor si aclaro que la ciencia ficción y las distopías no son géneros que maneje con asiduidad, y cuando lo hago me aseguro de acudir a las obras maestras consagradas y reconocidas, así que la competencia no era barata para convertirse en lo que hoy es, una de las obras maestras más admiradas de mi biblioteca.

Dicho esto, como comprenderás, cuando me enteré de que se publicaba la continuación me puse a saltar como una loca, y ya, después de calmarme un poco y recuperar el aliento, me aseguré de hacer todo lo posible por leerlo en cuanto pudiera. El sorteo que realizó el maravilloso blog de Alma prendida lo hizo posible, y nunca le daré las gracias lo suficiente.

Nunca es siempre nunca hasta que deja de serlo

Pero, eso sí, te lo advierto, Konets no es un libro fácil, como tampoco lo es Khimera. No puedes leerlos mientras ves la tele ni mientras los niños corren por el parque y gritan enloquecidos, porque no te vas a enterar de la mitad. Ambas novelas te exigen atención absoluta a los detalles, a las tramas, a los cómos y los porqués. Y si se la entregas, valdrá la pena.

Ahora sí, Konets.

El autor: César Pérez Gellida

César Pérez Gellida es un escritor de novela negra nacido en Valladolid en 1974.

Ha trabajado en los sectores del marketing y la comunicación, hasta que en 2011 decidió dejarlo para dedicarse por entero a su carrera de escritor. Demos gracias al señor, te alabamos, amén.

Ha escrito dos trilogías:

  • Versos, canciones  y trocitos de sangre: a la que pertenecen los libros Memento mori (2013), Dies Irae (2013) y Consumatum est (2014)
  • Refranes, canciones y restos de sangre: formada por Sarna con gusto (2016), Cuchillo de palo (2016) y A grandes males (2017)

Aparte de estas seis novelas escribió Khimera (2015) y ahora, por fin, Konets (2017)

Todas estas novelas, entrelazadas en sus historias y personajes comunes forman una octología que comienza como una historia de género negro y acaba en un futuro distópico de ciencia ficción.

La trama

Khimera nos situó en un mundo arrasado tras la Guerra de la Devastación Global (más claro, imposible). El mundo está dividido en tres bloques: la Alianza Islámica, la Unión de Naciones Libres y el Bloque Asiático; y por encima de estos ejerce el poder absoluto la Asamblea, un gobierno que reúne a las mayores corporaciones empresariales que controlan a la población mediante el sistema llamado La Lupa, una base de datos de inteligencia artificial que registra la actividad diaria de cada ser humano mediante los dispositivos que estos llevan encima y de los que dependen como una droga, los UAT.

Pero si hay un poder supremo, también hay un bloque rebelde, el proyecto Khimera.  Un grupo de personas que pretende acabar con el poder dictatorial y genocida de la Asamblea, y que, para lograrlo, necesita encontrar a un hombre cuya existencia nadie confirma y que es más leyenda que realidad, el último Bogatyr.

Alma no te queda para vender al diablo

Konets continúa esta historia, nos presenta sus antecedentes, cómo llegó el mundo a ser como lo encontramos en Khimera, y cómo continúa después de acabar aquella parte de la historia. Nos encontramos a los mismos personajes, los que sobrevivieron, y también reencontramos a personajes clásicos del universo Gellida que aún no se habían pasado por aquí, pero que merecían participar en el fin de la historia.

Y esto lo hace en dos escenarios temporales, unidos por la vida de un personaje principal, Olek Opiozcenek, su adolescencia pre-khimera, y su presente post-khimera. Y también mediante las narraciones y los puntos de vista de otros actores de esta historia, Erika Lopategui, Kai-Xi Chengwu… De modo que el lector puede terminar con todas las claves de una narración que te lleva del presente hasta un futuro tan aterrador como plausible, o quizá tan aterrador por plausible.

Los personajes

Difícil tarea la de hablar de los personajes de Konets, porque son mil, casi literalmente. Y porque a casi todos los conocemos de Khimera.

Volvemos a encontrarnos con Erika Lopategui, con Kai-Xi y Bao (adoro a estos dos), con Petra Toivonen y con Benjamin Harding (más o menos), y también nos reencontramos con algunos personajes de las entregas previas de la octología. Pero no voy a desvelar detalles sobre esto, porque alguna sorpresa merece la pena conservarse. Eso sí, momentos maravillosos y apariciones de aplauso.

Podemos decir, por otra parte, que el personaje principal es Olek Opiozcenek, el joven al que seguimos desde su adolescencia en adelante y que sirve de hilo conductor para la historia. Se trata de un hácker que comienza a despuntar en el mundillo, pero que poco a poco irá avanzando en sus habilidades con un objetivo muy claro, desvelar los secretos de su pasado, quién fue su padre y qué le ocurrió. El descubrimiento de este misterio coincide con la pérdida de la mujer de la que se ha enamorado, Marlena, una agente doble que lo ha metido en un lío tremendo del que parece estar intentando sacarlo. A partir de entonces, tanto él como su propósito cambiarán radicalmente.

El final

El final es maravilloso, así, sin más. Maravilloso. No solo por la ejecución, sino por el destino de los personajes, aunque algunos duelan en el alma, como la vida misma. Me parece una forma perfecta de cerrar el círculo de una historia que nos ha hecho conocer los claros y los oscuros de todos los que están ahí cuando llegas al punto final. Creo que cualquier otro habría sido decepcionante, así que me quedo con la palabra inicial: Maravilloso

Hay veces en las que es imposible distinguir el lado en el que uno está, y otras…, otras, sencillamente, deja de importar

En resumen: Konets

Konets significa “Fin” en ruso, y esto es lo que vas a leer, el final de una historia que ha durado cuatro años (mucho menos de lo que debería si tenemos en cuenta ocho libros y una obra maestra de la ciencia ficción).

Mediante saltos temporales y narrativos acompañaremos a todos estos personajes que hemos amado (y odiado, y una mezcla de ambas cosas) a través de un mundo aterrador. Descubriremos cómo llegamos hasta aquí, y nos atreveremos a imaginar cómo continuar a partir de ahora.

Si no conoces el universo Gellidista, estás tardando. Y si no eres muy fan de la novela negra pero te gusta la ciencia ficción, estás tardando aún más, al menos en coger Khimera. Ya no podrás soltarlo hasta la última página de Konets, te lo aseguro.

Yo, de hecho, pretendo releerlos ambos seguidos y, quizá, seguir el orden cronológico de la historia. Porque sí, porque soy así de friki.

Hay que joderse.

Puedes (y deberías) comprarlo en librerías o en Amazon

¡Espero que te guste esta novela! Pásate por los comentarios y me cuentas qué tal, ¿vale?

Un abrazo, y felices lecturas.

 

(Crédito de las imágenes: César Pérez Gellida)

2 Comentarios

Montse Martín
Responder
noviembre 15, 2017 at 11:58 am

¿Que Khimera te descuadra la librería? Estás fatal.
Algunos de los personajes «nos duelen en el alma», pero Gellida no sería él si no se llevara con cada libro un trocito de nosotros.
Pedazo de reseñaca, que dirá él y yo lo plagio.
Besasos.

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